domingo, diciembre 25, 2005

Las Crónicas Ateas: Navidad

















"El hecho de que una opinión haya estado muy difundida no es prueba alguna de que no sea totalmente absurda; y por cierto, en vista de lo tonta que es la mayoría de la humanidad, una creencia extendida tiene más posibilidades de ser necia que de ser sensata."
Bertrand Russell

Jesús declara la Intifada en cada pesebre

Pocas épocas son tan fastidiosas para un humanista secular como yo. Pocas épocas están tan desconectadas de la realidad. Pocas épocas están tan contaminadas por la estupidez, la superstición y el consumismo. Pocas épocas inspiran tanta repulsión en mi mente. Pocas épocas son tan anticonstitucionales y dictatoriales. Pero suficientes aliteraciones, ahora a mostrar por qué le he declarado la guerra a la navidad.

¿Por qué me fastidia la navidad? ¿Por dónde comienzo? Muy bien, soy un humanista secular (lo que es una forma pomposa de decir que soy ateo y que leo más filosofía que Uds.) y no celebro la navidad. Así de simple: no tengo por qué compartir tu fiesta si no comparto tu creencia. Además, me fastidia tener que educar a los simios ignorantes que comparten mi nacionalidad cuando actúan sorprendidos cuando les digo que la frase “feliz navidad” significa lo mismo para mí que la frase “patos sicofantes” (aunque sería muy interesante ver a un palmípedo levantar calumnias). En este país ser ateo es ser un bicho raro, un anormal, un ciudadano de clase B.

Por alguna estúpida razón mis conciudadanos suponen que todas las personas comparten su esquizofrenia por un carpintero judío con superpoderes. En realidad la razón no es estúpida, es macabra: un sistema de educación pública tan deficiente que fuerza a la gente a recurrir a una educación privada que por décadas ha sido secuestrada por curas y monjas de las variopintas denominaciones del cristianismo. Una vez dentro de las escuelas religiosas comienza el lavado de cerebro y el adoctrinamiento; tras esto pocos son los que tienen la suerte de ver más allá de las mentiras e inconsistencias para descubrirlas por el control mental que realmente son. Pero la mayoría no lo logra y termina pensando que si no se cree en dios (en su dios) entonces eres una bestia inmoral enferma y que merece no el desprecio de los creyentes, sino la muerte ahogado en agua bendita o el sufrimiento en las brasas infernales.

Perdón por la digresión autobiográfica. Pero es que en todas partes veo muestras abiertas del inconstitucional dominio cristiano de la sociedad venezolana: pesebres en todas partes (“belenes” o “nacimientos” según el país), imágenes de San Nicolás (Santa Claus o Papá Noël para los del norte) dominan todas las localidades, etc. Ahora bien, no tengo problemas con estas muestras de las supersticiones de mis compatriotas en lugares privados como centros comerciales o tiendas por departamentos, pero si tengo un problema (y uno bien grande) con las muestras de supersticiones en lugares públicos como el Metro de Caracas (una empresa pública) o ese enorme recordatorio de que los no creyentes podemos irnos al carajo: la cruz de navidad del cerro El Ávila. Para los que no la conocen permítanme darles una idea, piensen en el Cristo de Corcovado en Brasil pero con lucecitas.

El problema es sencillo: en este país hay libertad religiosa, esto quiere decir que el estado no me puede decir a mí en que dios creer. Pero libertad de religión implica también libertad de la religión, esto es, si no me da la gana de creer en la resurrección de un carpintero o en los poderes de un elefante de 500 brazos pues no me da la gana y punto; no tengo que soportar ninguna molestia por esa decisión. ¡Pero no en navidad! Esta es la única fecha del año en la que es bien visto que los creyentes le estrellen en la cara sus supersticiones al resto de la ciudadanía, en abierta violación de sus derechos. Así que este es mi mensaje navideño: ¡MANTÉN TU RELIGIÓN PARA TI MISMO!

Ahora a las otras dos razones por la que estas fechas me hacen considerar seriamente el homicidio en serie: LA MÚSICA Y LA ACTITUD.

En lo que a mi concierne, el Zulia puede irse al mismísimo infierno, aunque por lo que me dicen mis amigos que han ido, entre la temperatura, los narcotraficantes y la lemna ya lo es. Guaco, Maracaibo 15 y el resto de los criminales de guerra gaiteros deberían ser alineados y fusilados en cadena nacional. ¿Por qué tengo que soportar la misma música de segunda sólo porque necesitamos el petróleo? Y siempre son las mismas canciones en todas partes: colegios, locales comerciales, etc. Estoy harto de escuchar acerca del maldito cigarrito y el café (ya deberían de tener cáncer de pulmón y de estómago) o de cómo caminan las caraqueña (caminan con sus piernas, contoneándose lo necesario para conseguir a algún idiota que les pague el carro). Y si no te gusta te puedes ir del país. Pero si la tortura solamente fuera en Diciembre no lo detestaría tanto; el problema es que como al pueblo hay que mantenerlo entretenido con algo para prevenir que se despierten y se alcen como en la Revolución Francesa, las malditas gaitas empiezan ¡¡¡¡¡¡EN Septiembre!!!!!! ¿Donde está mi guillotina cuando la necesito?

Y los villancicos. ¡Oh, los villancicos! Todas son cancioncitas que parecen compuestas por niños de 2 meses que aún viven bajo la ilusión de que el mundo gira en torno a ellos. Y todos tienen el mismo mensaje: desconéctate de la realidad por un mes y vive como un retrasado mental (sin ofender a los verdaderos retrasados mentales): come y gasta compulsivamente sin tomar en cuenta tus responsabilidades como ser humano para luego arrepentirte de todo ello y pasar el resto del año sintiéndote miserable, endeudado hasta más no poder y a punto de tener un infarto por culpa de lo que comiste. Pero, hey tienes que ser feliz (y estúpido) alguna vez. La cita de Bertrand Russell al principio del post no podría ser más apropiada.

Me dirán que exagero, que soy un gruñón y que esta fiesta es para los niños… y qué bueno que mencionan a los pequeños terroristas ¿no me iré a meter con los niños, verdad? ¡Por supuesto que si! Y recuerden, todos fuimos niños, así que no me pueden decir que hablo sin tener idea de lo que digo.

Todos sabemos lo molestos, odiosos y repulsivos que fuimos cuando niños; sabemos que fuimos unas pequeñas criaturas satánicas y que hicimos pasar a nuestros padres por sufrimientos que harían que la Geheine Staatspolizei, la Komitet Gosudarstvennoj Bezopasnosti y la Schutzstaffel tembaran de terror pánico. Especialmente en estas fechas cuando armábamos berrinches de clase mundial porque nuestros más insanos deseos no eran cumplidos inmediátamente. Sabiámos que éramos molestos y atorrantes, entonces ¿por qué vemos bien que la fiesta entera gire en torno a los berrinches, balidos y ambiciones malsanas de los menos educados e inmaduros de nuestros congéneres?

¿Dónde quedaron los derechos de los adultos; ya saben, los supervivientes de la infancia? ¿por qué tengo que soportar el griterío de una camada de pequeños Osama bin Laden’s cuando sólo quiero comprar un par de zapatos? Les aseguro que prefiero estar sentado en una silla de hojillas que al lado de un niño de 8 años en navidad. ¿Por qué, se preguntan? Sencillo: porque el sufrimiento es menor. Y no es que odie a los niños, sencillamente es que pienso que el mundo debería ser diseñado para los adultos, o por lo menos para aquellos de nosotros que podemos usar el baño sin asistencia. Los niños son los que deben aprender a vivir en un mundo de adultos, no al revés.

Acaba la catarsis... ya me siento mucho mejor. Ya puedo ir a sufrir dispepsia con las hallacas y el pan de jamón.

Que tengan una muy impía navidad y un ateo año nuevo.

1 Comments:

At 10:19 p. m., Blogger Javier Meneses said...

Bueno, tú que hablas de democracia, constitucionalidad y otras pendejadas utópicas (sí, son utópicas puesto que son imposibles en un mundo humano) vas a decirme en la manera que lo haces que la navidad es una muestra de todo lo malo del ser humano? Veamos.

"Además, me fastidia tener que educar a los simios ignorantes que comparten mi nacionalidad cuando actúan sorprendidos cuando les digo que la frase “feliz navidad” significa lo mismo para mí que la frase “patos sicofantes” (aunque sería muy interesante ver a un palmípedo levantar calumnias). En este país ser ateo es ser un bicho raro, un anormal, un ciudadano de clase B." Desde mi perspectiva, en este país lo considerado anormal o ciudadania clase B es ser medianamente inteligente para la vida, seas ateo o no; lo otro es que el hecho de que tú creas tener la necesidad de educar a los "simios ignorantes que comparten mi nacionalidad" te hace tan déspota e inconstitucional como la misma gente que no acepta tu ateismo. Adicionalmente no veo porqué a lo largo de todas tus lecturas te molestas en hacer siempre incapié en decir o demostrar que eres ateo, o ¿es que acaso no estás seguro de tú ateismo?.
Otro punto es que tú exiges que se respete tú ateismo en período navideño, entonces ¿por qué tu te molestas en insultar y despotricar contra los creyentes en el período navideño o los creyentes en Dios o cualquier dios existente? No esperes que te irrespeten tú decisión de ser ateo cuando tú lo que quieres es inculcar tú ateísmo a personas que simplemente desean o prefieren creer en un Dios o en lo que sea que ellos crean. El respeto es siempre algo bidireccional.

Luego infórmate un poco más: La Cruz del Ávila, si bien es cierto que está en un lugar visible para casi toda Caracas(o buena parte de ella) fue creada, pagada y financiada por la empresa privada Electricidad de Caracas C.A. cuya institución es la única encargada de su mantenimiento y funcionamiento por lo tanto no hay ningún ente gubernamental de por medio. Además esa cruz estaba ahí antes que tú en este planeta, así que sabes lo que ve en este espacio (...).

"Todos sabemos lo molestos, odiosos y repulsivos que fuimos cuando niños; sabemos que fuimos unas pequeñas criaturas satánicas y que hicimos pasar a nuestros padres por sufrimientos que harían que la Geheine Staatspolizei, la Komitet Gosudarstvennoj Bezopasnosti y la Schutzstaffel tembaran de terror pánico.". Tú sigues siéndolo, pero agrégale: egocéntrico y acomplejado.

Puntos a tú favor, las gaitas en septiembre si fastidian y si creo que el mundo debe estar diseñado para los adultos y que los niños deben adaptarse a este mundo porque así es el como el método de selección natural puede aplicar correctamente y la humanidad saldría realmente hacia adelante.

Por último, te digo que el hecho que la gente malgaste de manera impulsiva en navidad no es peo tuyo, por lo tanto respeta a los compradores compulsivos navideños.

"Vive y deja vivir".

 

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